domingo, 4 de diciembre de 2011

EL NIÑO CHANTAJISTA.

 

 

Robertito llegó al consultorio dental. "Súbete a la silla, niño", dijo el doctor. "¡Ni loco!", gritó el niño. "Hijo, te dije que te subieras a la silla, y eso es lo que quiero que hagas", dijo el dentista.

Robertito se le quedó mirando por un momento y luego replicó, "Si me hace subir a esa silla, me quitaré toda la ropa". El dentista le dijo calmadamente, "Hijo, quítatela". El chico inmediatamente se quitó la camisa, la camiseta, los zapatos, y los calcetines, y luego alzó la mirada desafiante.

"Bueno, hijo", dijo el dentista. "Ahora súbete a la silla". "Usted no me oyó", dijo Robertito con una mirada de intimidación. "Dije que si me hacía subir a esa silla, me quitaría toda la ropa".

"Hijo, quítatela", respondió el hombre de edad avanzada. Robertito procedió a quitarse los pantalones y también los calzoncillos, finalmente quedando totalmente desnudo delante del dentista y de su asistente.

"Ahora, hijo, súbete a la silla", dijo el doctor ofreciéndole una pequeña capa para evitar las salpicaduras que el micro-taladro provocaba. Robertito hizo lo que se le dijo y se sentó de manera cooperativa durante todo el procedimiento.

Una vez que las caries fueron agujereadas con el torno y rellenadas, se le ordenó que bajara de la silla. "Ahora deme mi ropa", dijo el niño al médico.

"Lo siento", le contestó el dentista. "Dile a tu mamá que esta noche vamos a guardar tu ropa aquí en el consultorio. Ella podrá venir a recogerla mañana".

¿Se pueden imaginar la impresión que recibió la madre de "Robertito" cuando se abrió la puerta del consultorio a la sala de espera, y ver allí a su hijo sonrosado, a su pequeñuelo indefenso tan desnudo como el día en que nació?

La sala estaba llena de pacientes, pero "Robertito" y su mamá salieron de allí ignorando las risas de todos los curiosos.

Al día siguiente, la madre de Robertito regresó para recuperar la ropa del dulce niño, y pidió hablar por un momento con el dentista. Sin embargo, ella no venía a protestar. Éste fue su sentir:

"No sabe usted cuán agradecida estoy por lo que pasó aquí el día de ayer. Verá Doctor,

"Robertito" me ha estado chantajeando con lo de su ropa por años y años.

Siempre que estamos en algún lugar público, como por ejemplo, en  Soriana, me exige cosas. Y si no le compro de inmediato lo que él quiere, me amenaza con quitarse toda la ropa.

Usted es la primera persona que lo ha puesto en evidencia, doctor, ¡y el impacto que esto ha causado en Robertito ha sido increíble!".

Que Dios y María Santísima te bendigan.     Mary y Jaime.

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