lunes, 25 de julio de 2011

VIVIR LA VIRTUD DEL PERDÓN.

Una madre  decía a su hijo: No mires al suelo cuando vayas a decir a tu hermano: Lo siento, perdóname. Levanta la cabeza y mírale a los ojos, para que sepa que lo sientes sinceramente.

La solicitud de perdón debe ser directa: Se trata de ver de frente; tomar la responsabilidad de nuestros actos y corregir las consecuencias que producen nuestras acciones. 

Los ojos no suelen mentir. Cuando uno pide perdón a una persona no hay que estar haciendo otra cosa, ni leyendo, ni barriendo. Debemos tomar la plena responsabilidad por nuestros errores.

Se trata de que aprendamos a decir a la persona ofendida: "Lo siento, perdóname", pero sin  justificarnos, sin pretextos: Debemos Tener la misma delicadeza para con los más cercanos. Aprendamos a pedir perdón a papá, a mamá, al hermano; También ellos se lo merecen.

Debemos tener el propósito de enmienda con la intención verdadera de modificar la conducta: Aprendamos que no bastan las disculpas sino que hay que manifestar arrepentimiento y la mejor forma de hacerlo es a través de un cambio de actitudes.

Que Dios y María Santísima te bendigan.     Mary y Jaime.

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