El bien no hace ruido, y el ruido no hace bien. Si lo que voy a  decir no construye, mejor callaré. El sabio calla, el inteligente opina, el  ignorante grita, y el burro rebuzna. El pez por su boca muere. En el silencio  maduran grandes ideas. El silencio es oro. Dios nos ha dado una boca, pero dos  oídos.
Hace aproximadamente nueve años, Ricardo González Garza, hizo esta  composición, cuando cursaba el primer año de preparatoria del Colegio  Regiomontano Contry: 
"Al inicio de nuestra vida, al momento de nacer, lo primero que las  personas quieren es que aprendas a hablar, pero eso no es gran tarea. Después de  aprender a hablar, viene la etapa más difícil: APRENDER A CALLAR.  
Aprender a guardar silencio en momentos donde debes guardarlo,  muchas veces resulta dificultoso, pero no imposible. Momentos como por ejemplo  cuando el profesor se encuentra hablando, y necesite la atención de cada uno de  sus alumnos. 
Hoy caí en el error, pero espero superarme. Trataré de no volver a cometer el mismo error. A parte de aprender a callar, también debo aprender a ofrecer una disculpa por la interrupción: Profesor, espero me disculpe, le pido perdón".
Que Diosito y la Virgencita te bendigan.      Mary y Jaime.