Jesús tiene lo que nos falta y necesitamos, Él es la fortaleza en este camino de vida.
No hay mayor felicidad que recibir al SEÑOR JESUCRISTO.
Así como cuando se juntan dos trozos de cera y se los derrite por medio del fuego, de los dos se forma una sola cosa, así también por la participación del Cuerpo de Cristo y de su preciosa sangre. Verdaderamente, no hay mayor felicidad, ni bien mayor que recibir dignamente en la Sagrada Comunión a Cristo mismo.
La participación de Cuerpo y Sangre de Cristo no hace otra cosa sino transfigurarnos en aquello que recibimos.
Pidamos a María Santísima nos enseñe a recibirlo con aquella pureza, humildad y devoción con que ella lo recibió.
(Tomado del libro HABLAR CON DIOS, de Francisco Fernández Carvajal, decimonoveno domingo, ciclo B, EL PAN VIVO).
Que Dios y María santísima te bendigan. Mary y Jaime.