EN LA RECEPCIÓN DE UNA OFICINA
Trabaja arduamente, es el precio del éxito; haz lo de hoy bien, y no tendrás qué preocuparte por el mañana.
Mantén el buen humor; rechaza todo pensamiento negativo; y vive en la presencia de Dios.
Sé justo, generoso y servicial; condúcete con sencillez, y piensa en el bien que puedes hacer.
Lo que hagas, hazlo con amor; entusiásmate con tus tareas, y aprende de los demás.
Ocúpate lo suficiente para no sentirte infeliz; ten fe en Dios, y ríete de tus dudas.
Persevera en tus metas; sé tú mismo; alégrate de la vida, y pide a Dios humildad.
Aléjate del ruido y del desorden; no discutas ni argumentes demasiado; ignora los insultos, y domina tus impulsos.
Escucha las opiniones ajenas; no confíes demasiado, y mantén buenas relaciones con los demás.
Sé amable con todos; alimenta tu mente con lo positivo; huye del pesimismo y la tristeza; no reacciones sin pensar; esfuérzate, y aprende de todo.
Avanza firme y seguro; frena tu lengua; piensa reflexiona, actúa; se prudente y no te creas superior.
Valora lo que tienes, sé honesto y vive en paz; condúcete con rectitud; no tomes decisiones repentinas; vive alegre; ayuda y da con gusto, pero no lo pregones.
Respeta, vive y deja vivir; eleva tu oración por todos; come saludable, y ejercítate con moderación; cuida tu cuerpo pero más tu alma; reza, ten fe y no te preocupes.
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Que Dios y María Santísima te bendigan. Mary y Jaime.