domingo, 20 de noviembre de 2011

EL GATO ESTÁ EN LA CUNA.

 

 

Y el gato está en la cuna, con la cucharilla de plata,
el niño azul y el hombre en la Luna.


 

¿Cuándo vas a volver padre? No sé todavía;
pero cuando vuelva estaremos juntos,
juntos y felices ese bello día.


Mi hijo nació hace pocos días;
vino al mundo en la forma normal.
Pero yo debía tomar aviones y pagar cuentas.


Él aprendió a andar durante mi ausencia;
y ya sabía hablar sin que yo me hubiese dado cuenta.


Cuando él iba creciendo me decía:
Yo voy a ser como tú, papá;
¿sabes? Un día seré igualito a ti.


Y el gato está en la cuna con la cucharilla de plata,  el niño azul y el hombre en la Luna.

¿Cuándo vas a volver padre?  No sé todavía; pero cuando vuelva estaremos juntos,
juntos y felices ese bello día.


El cumplió diez años hace pocos días.
Gracias por la pelota; papá,
vamos a jugar, ¿tú me enseñarás?


Si tuviera tiempo, sí, me encantaría;
pero hoy tengo mil cosas por hacer.
Te enseñaré, quizá algún otro día.


Está bien, dijo el chamaco,
y mientras se alejaba, con una sonrisa me iba diciendo: Yo voy a ser como tú papá;
¿sabes? Un día seré igualito a ti.


Y el gato está en la cuna con la cucharilla de plata, el niño azul y el hombre en la Luna.

¿Cuándo vas a volver padre?  No sé todavía; pero cuando vuelva estaremos juntos, juntos y felices ese bello día.

Él volvió del colegio hace pocos días,
hecho todo un hombrecito. Yo le dije entonces: Hijo, estoy orgulloso de ti; siéntate un momento, vamos a platicar.


Él movió la cabeza y contestó sonriendo:
Si tuviera tiempo, sí, me encantaría, pero tengo que salir; préstame las llaves del auto; nos veremos algún otro día.

 

Y el gato está en la cuna con la cucharilla de plata, el niño azul y el hombre en la Luna.

 

¿Cuándo vas a volver, hijo?  No sé todavía;
pero cuando vuelva estaremos juntos, juntos y felices ese bello día.


Yo me he jubilado, mi hijo se ha marchado. Le telefoneé hace pocos días:
Hijo, Me gustaría verte, si pudieras venir.


Si tuviera tiempo, papá, sí, me encantaría,
pero el trabajo, ¡tú lo sabes!; los niños… Me alegro de haber hablado contigo, papá. Nos veremos algún otro día.


Cuando colgué el teléfono pensé:
Mi hijo ha crecido y actúa como yo;
Sí, mi hijo es igualito a mí.

 

Y el gato está en la cuna con la cucharilla de plata, el niño azul y el hombre en la Luna.

 

¿Cuándo vas a volver, hijo? No sé todavía;
pero cuando vuelva estaremos juntos,
juntos y felices ese bello día.

 

Que Dios y María Santísima te bendigan.     Mary y Jaime.

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