ENVIDIA Y AVARICIA
Roberto está convencido de que alcanzará la felicidad cuando tenga muchas tierras como las de su vecino.
Aunque Roberto tiene una familia y lo necesario para vivir, diariamente se asoma por la ventana, y su mirada se pierde en el extenso horizonte sin llegar a percibir el límite de las posesiones de su envidiado vecino.
Un día, el vecino le ofrece a Roberto todas las tierras como él mismo pueda recorrer a la máxima velocidad y sin detenerse, desde el inicio del día hasta la puesta del sol. Roberto se dirige al lugar en donde le han ofrecido iniciar con esa generosa oferta.
Roberto se prepara para su gran oportunidad.
Al escuchar el disparo sale como si fuera una bala. Corriendo bajo el sol de la mañana, no mira ni a derecha ni a izquierda; corre bajo la luz cegadora, y el calor ardiente.
Sin detenerse a comer o a descansar, continúa su recorrido agobiante y abrumador. Cuando el sol se pone, completa su recorrido, pero físicamente se siente muy mal.
¡Victoria! ¡Éxito! Roberto ha realizado el sueño de toda su vida.
Y cuando el vecino le dice a Roberto que volteé a mirar todas sus posesiones, voltea, y cae muerto.
Que Dios y María Santísima te bendigan. Mary y Jaime.