UN BILLETE DE CIEN PESOS
Alfredo, con el rostro abatido de pesar se reúne con su esposa Marisa en un restaurante a tomar un café. Deprimido descargó en ella sus angustias; que el trabajo, que el dinero, que los amigos, que la salud; todo parecía estar mal en su vida.
Marisa introdujo la mano en su cartera, sacó un billete de 100 PESOS y le dijo: Alfredo, ¿quieres este billete? Alfredo, un poco confundido al principio, le dijo: Claro, Marisa, ¿quién no los querría?
Entonces Marisa tomó el billete en uno de sus puños y lo arrugó hasta hacerlo bolita. Mostrando el billete volvió a preguntarle: ¿Y ahora, igual lo quieres?
"Marisa, no sé qué pretendes con esto, pero siguen siendo 100 pesos, claro que los tomaré si me los das. Debes saber que aunque a veces algo no salga como quieres, aunque la vida te maltrate sigues siendo tan valioso como siempre lo has sido.
Que Dios y María Santísima te bendigan. Mary y Jaime.