Muchas personas hemos llegado a pensar que el acercarnos a Dios nos hace inmunes a las dificultades.
La vida no cambia en la cercanía con Dios, quienes cambiamos somos nosotros y esto es lo que nos capacita para vivir la existencia de una forma distinta.
El que Dios se haya subido a nuestra barca nunca será señal de una travesía tranquila, sino una señal de que a pesar de las adversidades podremos arribar felizmente al puerto.
Con Dios, todo; sin Dios, nada. Fuera de Dios jamás hallaremos felicidad.
Que Dios y María Santísima te bendigan. Mary y Jaime.