Decía el bien recordado Papa Juan XXIII, que cuando él era joven, admiraba a las personas listas, a los inteligentes, a los genios, a los superdotados, a los críticos y analistas.
Pero,... ahora he cambiado mi apreciación, ahora que soy viejo, admiro a las personas bondadosas.
"Estoy convencido de que un corazón bueno vale mucho más que todas las cabezas de este mundo".
Que Dios y María Santísima te bendigan. Mary y Jaime.