Cuentan de San Camilo de Lelis, que enseñaba a los novicios cómo debían cambiar la ropa a los enfermos y cómo debían hacerle sus camas.
Sabía el santo que una cama puede representar un elemento de gran alivio del enfermo, pero también un tormento, y que las manos tenían una gran importancia.
Dicen que a veces aconsejaba: "¡Quiero ver más afecto materno! Hemos de poner más corazón, más alma en las manos".
Reflexión:
Mis manos, mis ojos, mis oídos, mis piernas, mis brazos y todo lo que Dios me ha dado es para hacer el bien; para amar, para llevar felicidad y amor.
Decía la madre Teresa de Calcuta, que en el mundo sólo hay tres cosas de valor:
"SER BUENO, HACER EL BIEN Y MANIFESTARLO CON UNA PLÁCIDA SONRISA".
Máxima:
Amor con amor se paga.
Mi compromiso:
Hoy daré gracias a Dios por todo lo que me ha dado.