Decía nuestro bien recordado Juan Pablo II que "nuestro tiempo no necesita Maestros sino Testigos". Diría la Madre Teresa de Calcuta: "Aquellos que están llenos de gozo no necesitan palabras para predicar".
Diría Juan XXIII: "Un buen ejemplo se convierte en una excelente campana que llama a la muchedumbre a la Iglesia". Diría san Francisco de Asís: Prediquen siempre el Evangelio, sí es necesario utilicen las palabras".
¡Evangelizamos mucho más con lo que somos que con lo que decimos!
Las personas son muy exigentes; están esperando de los cristianos la predicación no tanto de las palabras, sino de hechos.
El silencioso predicar del ejemplo suele ser el más elocuente. Hoy hacen falta misioneros de la vida cristiana, los cuales a través de sus acciones, sean capaces de ser verdaderos testimonios de vida.
Que Dios y María Santísima te bendigan. Mary y Jaime.