martes, 13 de septiembre de 2011

MI META.

 

 Nuestra mirada debe estar puesta en la morada, en la eternidad, que es allá en donde está nuestra meta.

 

Si visualizamos nuestro destino y que se va nadando en la dirección correcta soportaremos el cansancio y la desilusión.

 

Para llegar a la meta debemos vivir los valores evangélicos. Nuestro modelo es Jesucristo, Camino, Verdad y Vida.

 

Él nos ha dicho: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Éste es el mayor y primer mandamiento. El segundo es semejante a éste: Amarás al prójimo como a ti mismo. En estos dos mandamientos se funda toda la ley y los profetas".

 

¡Qué nos puede importar el que nos falte mucho o poco, si es que vamos nadando en el rumbo adecuado!

 

Siempre que tengamos un porqué en la vida encontraremos un cómo hacer las cosas.

 

Fuera de Dios el hombre es un ser solitario y hambriento. La satisfacción le dura poco y se acaba pronto, y el pecado jamás produce felicidad. Viene luego la soledad y le pérdida de la dignidad. Fuera de Dios es imposible la felicidad verdadera.   

 

Que Dios y la Virgen te bendigan.     Mary y Jaime.

 

 

 

 

 

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