Le preguntaron a la Madre Teresa si hay que tener una vocación especial para tratar y servir a los ancianos y a enfermos, responde: "Lo que hay que tener es una mirada, una sonrisa y unas manos".
Hay miradas que se interesan por uno, miradas que confortan, miradas de paz, miradas de bondad, miradas que infunden ánimo y esperanza, miradas capaces de transmitir comprensión, afecto y ternura.
¡Cuánto bien podemos hacer con una simple mirada! ¡Cuánta paz podemos trasmitir! Los ojos son las ventanas del alma. Nuestra mirada debe reflejar respeto, autenticidad, pureza, alegría, bondad y amor.
Que Dios y María Santísima te bendigan. Mary y Jaime.