Primera cualidad:
Puedo hacer grandes cosas, pero siempre recordaré que existe una mano que guía mis pasos. Esa mano la llamamos Dios, y Él siempre me conducirá en dirección a su voluntad.
Segunda cualidad:
De vez en cuando necesito dejar lo que estoy escribiendo y usar el sacapuntas. Eso hace que el lápiz sufra un poco, pero al final, está más afilado. Por lo tanto, debo ser capaz de soportar algunos dolores, porque me harán mejor persona.
Tercera cualidad:
El lápiz tiene una goma para borrar aquello que está mal. Corregir algo que hemos hecho no es necesariamente algo malo, sino algo importante para mantenernos en el camino de la justicia.
Cuarta cualidad:
Lo que realmente importa en el lápiz no es la madera ni su forma exterior, sino el grafito que hay dentro. Por lo tanto, cuidaré de lo que sucede en mi interior.
Quinta cualidad:
El lápiz siempre deja una marca. De la misma manera, todo lo que yo haga en la vida dejará trazos. Intentaré ser consciente de cada acción.
Dios guía nuestros pasos. Los sufrimientos nos hacen crecer. Si cometemos un error podemos corregirlo. Lo que llevamos en el interior es más importante que lo que llevamos en el exterior. Hagamos buenas obras y atesoremos en el Cielo donde nada se echa a perder.
Que Dios y María Santísima te bendigan. Mary y Jaime.
viernes, 24 de junio de 2011
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