Unas manos: Los biógrafos de San Camilo de Lelis cuentan que enseñaba a los novicios cómo debían mudar la ropa a los enfermos y cómo debían hacerle sus camas. Sabía el santo que una cama puede representar un elemento de gran alivio del enfermo, pero también un tormento, y que las manos tenían una gran importancia. Dicen que a veces aconsejaba: “¡Quiero ver más afecto materno! Hemos de poner más corazón, más alma en las manos”.
Mis manos, mis ojos, mis oídos, mis piernas, mis brazos y todo lo que Dios me ha dado es para hacer el bien; para amar, para llevar felicidad y amor. Decía la madre Teresa de Calcuta, Samaritana del siglo XX, que en el mundo sólo hay tres cosas de valor: ser bueno, hacer el bien y manifestarlo con una plácida sonrisa”.
Que Dios y María Santísima te bendigan. Mary y Jaime.
miércoles, 8 de junio de 2011
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