viernes, 17 de junio de 2011

MI ORACIÓN. DE OG MANDINO.



MI ORACIÓN
(Pergamino diez del Vendedor Más Grande del Mundo, de Og Mandino)
¿Qué hombre tiene tan poca fe, que en un momento de gran angustia no haya invocado a Dios? No se necesita estar saturado de religión para reconocer que nuestros clamores son una forma de oración, y que no hay nada indigno en clamar pidiendo ayuda.
De ahora en adelante oraré no para pedir cosas, sino para obtener luz y dirección.
No pediré riquezas, amor, buena salud, victorias mezquinas, fama, éxito o felicidad, como si ordenara a un mesero u hotelero que me sirviera comida o me proporcionara una habitación; no.  
Pediré orientación, guía, luz, a fin de que se me señale el camino para adquirir estas cosas, y mi oración siempre encontrará respuesta.
Señor, creador de todas las cosas, ayúdame para que no pierda el camino del éxito y la felicidad. No pido oro ni comodidades; dame la habilidad para aprovechar mis oportunidades; enséñame a conquistar con palabras, y a prosperar con amor.
Enséñame a permanecer humilde en los fracasos, sin perder de vista el premio de la victoria; ponme frente a temores que puedan templar mi espíritu, pero dame valor para reírme de mis dudas.
Dame un número suficiente de días para alcanzar mis metas, pero también ayúdame a vivir el hoy como si fuera el último.
Guía mis palabras para que sean fructuosas; disciplíname para no darme por vencido, y ábreme los ojos para ver la oportunidad.
Enriquéceme con buenos hábitos, pero dame comprensión para las debilidades humanas. Que comprenda que todo pasará, pero que reconozca también cuanto he logrado.
Exponme al odio para que no  me sea extraño, pero lléname de amor, para hacer de los extraños mis amigos;  que todo esto sea así si es tu voluntad.  
Debe existir un lugar para mí;  guíame, ayúdame, señálame el camino.  Haz que llegue a ser todo lo que tú tenías planeado para mí cuando me plantaste para germinar en la viña del mundo.  
Ayuda a este ser,  a este humilde vendedor; guíame, Dios, guíame, Señor.
Que Dios y María Santísima te bendigan.     Mary y Jaime.

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