De regreso a casa, el niño le preguntó por qué soportaba tantas humillaciones, El cura le dijo algo que Fulton Sheen recordaría toda su vida: "Fulton, este hombre está buscando que yo pierda la paz, y en el momento en que lo logre le estaré dando la razón y obtendrá la mejor de sus victorias. Hijo, considero que él no tiene por qué decidir sobre mis emociones".
Reflexión:
El otro puede "estimular" mis emociones, pero no "causarlas". Nuestros enemigos no son quienes nos odian, sino aquellos a quienes nosotros llegamos a odiar.
Los psicólogos coinciden en un dato: es el rencor depositado en muchos corazones lo que está enfermando a la gente.
Lo que los demás hagan conmigo no depende de mí, lo único que depende de mí es lo que yo haga con lo que los demás me hacen.
Que Dios y María Santísima te bendigan. Mary y Jaime.